Antes de su desaparición, los Mayas profetizaron que
el 2012 sería un año de grandes cambios en el Mundo ya que sería el comienzo de
una nueva Era.
Esta teoría es interpretada por algunos hombres como
la fecha de vencimiento del planeta Tierra o del final de la humanidad.
Otros, creyendo que estos aborígenes son una especie
de alienigenas, aseguran que volverán a nuestro planeta el 21 de diciembre de
este año.
El resto simplemente ignora y toma como un simple
mito o rumor esta leyenda que lleva miles de años.
El factor común de estas tres posturas, es que todas
apuntan esta teoría a un cambio mundial, que afecta a todo el plantea. Habría
que alejarse de ese punto de vista para poder comprenderla.
No es La Tierra la que esta cambiando, pero es
cierto que una Nueva Era está comenzando. Está delante de los ojos de todos los
argentinos, pero algunos increíblemente no la pueden ver.
Estamos entrando en la Era del “No-Fútbol”.
Esta nueva etapa del deporte que más gente mueve a
nivel mundial, se viene gestando hace mucho tiempo en nuestro país.
Llevada adelante por la mentalidad de los dirigentes
que vieron un gran negocio en lo que antes era conocido como el deporte del los
ingleses locos.
Sostenida por una sociedad que se volvió exitista,
que sostiene que en el juego el fin justifica los medios.
Un pueblo que se volvió menos exigente, al punto de
que hoy aplaude a aquel que le pega fuerte a la pelota impulsándola lo más
lejos posible del piso, e insultando a aquel que decide tirar un caño o un taco
en la mitad de la cancha.
Ese lugar donde antes se gestaba la magia que
culminaba en un gol precioso y hoy se ha convertido en un verdadero campo de
batalla.
Tampoco hay que olvidarse de los barras bravas,
quienes son la cara de la Era del No-Fútbol. Lacras que son apoyadas por
algunos hinchas que no tienen noción del mal que le ocasionan a los clubes y
que son financiados económicamente por directivos y jugadores.
Los Mayas lo anunciaron, avisaron que el 2012 iba a
ser un año de cambios. Y así lo es, por lo menos hasta ahora.
El fútbol argentino se despidió de sus dos últimos
jugadores que entendían el juego. Los últimos que nacieron y expusieron sus
habilidades en este suelo, y demostraron que en este deporte se utiliza más la
cabeza que los pies y que el balón debe transitar más tiempo por el piso que por el
aire.
Uno dijo adiós porque el físico ya no le respondía.
Porque sus sucesivas lesiones le imposibilitaban jugar los 90 minutos.
Por lo menos a este pelado de barba candado lo despidieron como se merece,
ovacionado por su hinchada y aplaudido por los simpatizantes del equipo rival.
El otro se fue por la puerta chica. Enojado por el
maltrato que recibió por parte del entrenador de su equipo y de la dirigencia.
Aunque según él, el cansancio y la falta de fuerzas para darle más títulos al
club que ama, fueron las causas por las cuales decidió dar un paso al costado.
Pensar que antes de estos jugadores había
prácticamente uno por equipo. Ángel Labruna, Adolfo Pedernera, René Houseman,
Miguel Brindisi, Diego Armando Maradona, Ricardo Bochini, Claudio Borghi,
Bernabé Ferreyra, Alberto Alonso, Alfredo Di Stefano, Ariel Ortega entre otros
grandes futbolistas que dejaron su huella en el fútbol nacional, hoy han
desaparecido.
El fútbol argentino que alcanzó la gloria en dos
oportunidades, una en 1978 y otra en 1986, y fue reconocido durante años por su
juego, hoy es distinguido por el espectáculo que brinda en las tribunas y no
por el desempeño de sus futbolistas en el verde césped.
Los Mayas lo avisaron, el 2012 iba a ser un año de
cambios, y las despedidas de Juan Román Riquelme y Juan Sebastián Verón abren
la puerta a una nueva Era, una que se viene gestando desde hace rato en la
Argentina. La Era del No-Fútbol.